Un empresario no necesita ser un hacker ético para cumplir con la responsabilidad de proteger su empresa. Sin embargo, en 2025, ya ningún empresario puede darse el lujo de ignorar los principios básicos de ciberseguridad, ni de aplicarlos a medias. Sería como, en otra época, no ponerle llave a la caja fuerte… solo que hoy, lo que está en juego no son datos: es la reputación de la marca, la confianza de los clientes, altos costos económicos de atender eventos inesperados, y en casos extremos, la propia continuidad del negocio.
Si liderás una empresa, gestionás inversiones o tomás decisiones estratégicas, hay cinco conceptos que es muy importante que llegaron para quedarse como parte de los factores claves de cualquier negocio. No nos referimos a los tecnicismos, sino a la comprensión de las nuevas complejidades que te permitan liderar con visión de riesgo más allá de los de mercado, financieros u operativos.
La mayoría de las fugas de datos no ocurren por ataques sofisticados, sino por descuidos cotidianos: una carpeta compartida sin permisos, un colaborador que envía un archivo por WhatsApp, una configuración mal hecha en la nube.
Esto es Data Leakage: la filtración de información sensible fuera de los canales controlados. Y aunque suene inofensivo, puede ser el origen de pérdidas millonarias, filtraciones de clientes o incluso sanciones legales.
¿Por qué te debería importar?
Porque hoy, tu negocio vale tanto como el control que tenés sobre tu información.
Caso de ejemplo:
En mayo de 2025, TikTok fue multada con €530 millones por transferencias no autorizadas de datos de usuarios europeos a China, sin las debidas garantías de protección. Una filtración silenciosa, pero con consecuencias muy reales.
Fuente → The Guardian
Todos creen que no van a caer. Hasta que cae alguien.
El phishing es el arte del engaño digital. Un correo que parece del banco. Un mensaje con el logo del proveedor. Un clic, y sin saberlo, entregaste tu acceso a manos ajenas.
Con IA generativa, estos ataques ya no vienen con errores de ortografía: vienen con tu nombre, tu cargo, tus hábitos. Y son convincentes.
Caso reciente:
En abril de 2025, millones de usuarios de Gmail recibieron correos que simulaban ser notificaciones legales de Google. Al hacer clic, eran redirigidos a sitios falsos diseñados para robar credenciales, y los correos pasaban incluso los filtros de seguridad.
Fuente → NY Post
La defensa no es solo tecnológica.
Es cultural. Es formar a tu equipo. Simular ataques. Y tener políticas claras. Porque basta un clic para abrir una puerta… y no siempre sabés cuál.
El ransomware es brutal en su simpleza: un software entra, cifra tus archivos y exige un rescate para liberarlos. Lo han sufrido hospitales, gobiernos, cadenas minoristas, y empresas de todos los tamaños.
Pagar no garantiza recuperar los datos. Y no pagar puede significar días o semanas de inactividad. Sin mencionar el golpe reputacional.
¿Querés una estadística para no dormir?
El 70% de las empresas que pagan un rescate no recuperan toda su información. Y muchas vuelven a ser atacadas.
Caso reciente:
En abril de 2025, Marks & Spencer fue víctima de un ataque atribuido al grupo Scattered Spider. Los atacantes engañaron a personal técnico para obtener accesos internos, paralizando pedidos en línea y afectando operaciones físicas. Las pérdidas estimadas superan los $40 millones.
Fuente → Reuters
A veces, el peligro no entra: lo creamos nosotros mismos.
Cada vez que un colaborador utiliza su correo corporativo para registrarse en una app externa, o crea una cuenta en una herramienta sin autorización, nace una identidad digital no registrada. A eso se le llama Shadow IT.
¿El riesgo?
Que nadie controla esos accesos. Nadie sabe que existen. Y si esas credenciales quedan expuestas, se abre una brecha que nadie monitorea.
Ejemplo:
Empleados de una compañía, crearon cuentas no autorizadas en Google para compartir información personal durante un contrato con un cliente importante. Esa decisión, fuera del marco aprobado por la empresa, provocó una filtración que expuso datos sensibles de más de 70.000 personas.
La solución no es prohibir, sino gobernar.
Protocolos claros, herramientas de gestión de identidades, y un mapa actualizado de quién accede a qué.
Durante años se pensó que lo que estaba “dentro” de la red corporativa era confiable. Hoy, esa lógica ya no aplica. Porque tus colaboradores trabajan desde casa, acceden desde el celular y usan herramientas externas todo el tiempo.
Zero Trust no es paranoia: es estrategia. Se basa en no confiar en ningún acceso por defecto, sino verificar, validar y monitorear todo.
¿Cómo se ve esto en la práctica?
Autenticación multifactor, control de accesos por rol, revisión continua de actividad inusual. Es como pasar de una puerta con llave a una bóveda con sensores.
Caso destacado:
Microsoft comenzó a adoptar un enfoque Zero Trust desde hace más de siete años, como respuesta al crecimiento del trabajo remoto y el aumento de amenazas complejas. Este modelo les ha permitido proteger millones de accesos, usuarios y dispositivos a nivel global, garantizando un entorno operativo más seguro y resiliente.
Fuente → Microsoft
Las amenazas cambiaron. Las herramientas también. Pero lo que no cambió es que la seguridad de una empresa sigue siendo, en última instancia, una responsabilidad del liderazgo.
Entender estos cinco conceptos no te convierte en experto, pero sí te permite tomar decisiones con criterio, hacer las preguntas correctas y proteger tu empresa con la misma visión con la que la hiciste crecer.
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